Una de las razones más frecuentes con la que mis pacientes llegan a mi consulta es la angustia tremenda que enfrentan porque tienen a su hijo/a, en general entre los 13 y los 20 años, que no quiere ir al colegio, con actitud negativa frente a todo, nada tiene sentido, y está ciertamente muy agresivo/a.
Muchos dirían que todos los adolescentes son complicados, que es una etapa complicada, que los jóvenes “son así”, que es falta de madurez, etc. Pero ¡OJO!, si bien es cierto que la adolescencia es compleja y que los jóvenes se rebelan ante muchas cosas; no debemos normalizar ciertas conductas que son claros indicadores de algo no anda bien en la vida de tu hijo/a. El hecho de que tu retoño manifieste angustia, llore, nunca quiere ir al colegio, tenga problemas reiterados con compañeros (o bien sienta que así es), que los momentos de tranquilidad y felicidad sean escasos, que haya desarrollado mucha rabia con su entorno, pero en particular con sus congéneres, que no duerma, etc. es obviamente algo más que la propia adolescencia.
Es más, es muy importante considerar que es justo durante la adolescencia en donde se manifiestan muchas patologías mentales; así como también a nivel espiritual, el ser humano empieza a conectar con su entorno a un nivel más emocional y comienza a plantearse su lugar y trascendencia en el mundo, lo que eleva el estrés mental al máximo y los llevan a tener reacciones impensadas para un adulto.
Tips para lidiar con un adolescente depresivo
1. No te desesperes. Si tú pierdes el control; no esperes que tu hijo/a lo tome.
2. No es necesario que te transformes en un dictador para corregir a tu hijo, ni tampoco es necesario aceptarle todo.
3. El amor implica una mano firme, pero cálida.
4. Si algo no te parece SIEMPRE se lo debes expresar, pero recuerda que tú estarás hablando desde TU verdad, y ahora tu hijo/a puede tener una diferente.
5. Todo lo impuesto será rechazado, y el “dejarlo ser” será interpretado como falta de amor.
6. Si lo vas a sancionar por algo, no subas la voz. Tu tono debe expresar calma y seguridad.
7. Nunca dejes de expresarle cariño a tu hijo/a.
8. Ofrécele complicidad, incluso en cosas triviales como comerse un chocolate y no darle a lo demás.
9. Siempre, por favor, SIEMPRE hazle verbalizar sus sentimientos; no sólo para saber qué le pasa, sino para que Él o Ella identifique claramente su emoción, y en lo posible la causa de ella. Esto último será de gran ayuda cuando tomen un tratamiento.
Ahora, la pregunta del millón: ¿Sirve la medicina alternativa/complementaria para tratar trastornos anímicos?
SÍ.
Si hablamos de algo leve, podemos utilizar sólo esta medicina; pero si se habla de algo más grave, sólo funciona como medicina complementaria: o sea, ambas medicinas a la vez.
Un terapeuta serio te mostrará que en casos de trastornos clínicos importantes ambos tratamientos son necesarios para que el paciente mejore. Ninguno de ellos aisladamente brindará una atención integral a tu hijo/a y familia.
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